Friday, September 22, 2006


MANIFIESTO ZBJR


1 – ZYKLÓN B JR. NO QUIERE SER TU AMIGO

2 – ZYKLÓN B JR. NO HABLA DE SÍ MISMO

3 – ZYKLÓN B JR. NO CREE EN “LA VERDAD”

4 – ZYKLÓN B JR. NO EXPLICA LOS CHISTES

5 – ZYKLÓN B JR. ES NORMAL

6 – ZYKLÓN B JR. ESTÁ EN CONTRA

7 – TU OPINIÓN NO IMPORTA

8 – EL CREIQUE Y EL PENSEQUE SON AMIGOS DEL BURREQUE

9 – ARRIBA ESPAÑA. Y LA DELINCUENCIA



Sed bienvenidos…











ENGEL

(UNA TRAGEDIA TEEN)


I. LA MUJER QUE NUNCA ESTUVO ALLÍ

¿En qué se parecen Wrechen y Calatayud? Aparentemente, en casi nada... Ambas son poblaciones rurales. Una, en la Alemania profunda, con casitas de postal, bosques germánicamente frondosos, cérvidos, águilas imperiales, gnomos, dragones e hipogrifos. La otra, ya saben, provincia de Zaragoza. Buen vino. Las dos disponen de sus propios semanarios informativos (no, “El Eco Calagurritano” no existe…) que ofrecen informaciones de parecida índole, aunque con sintomáticas diferencias identitarias: “La vaca “Gänseblümchen”, de nuevo vencedora en la VIII Copa Hosltein-Freisian” (Die Gurke, 06-VI-06), “Hallada una patata con forma de San Nicanor” (La Comarca, 24-XII-05)… Gente, aquí y allá, recia, bondadosa, y sencilla. Gente, en suma, de campo. Pero hay algo más. Algo raro… Una escena desconcertante se repite, casi cada día y con idénticas – o muy similares – trazas, en los corazones de Aragón y de la Pomerania Occidental: Un forastero desciende de su coche. Se dirige, con sonrisa dubitativa, a un amable lugareño, pregunta algo… y obtiene como respuesta las mismas miradas furibundas, idéntica descarga de maldiciones - en alemán medieval o maño - y, en algunos casos memorables, el mismísimo par de hostias. ¿Por qué tanto odio?

Acepten un consejo: si van a Calatayud, no se les ocurra preguntar por la Dolores…

Y, si pasan por Wrechen, ni palabra de Irma.

II. UNA CHICA SENCILLA Y NADA MÁS

“Me llamo Irma Grese. Nací el 7 de Octubre de 1923, en Wrechen. En 1938 dejé la escuela elemental y durante seis meses estuve empleada como jornalera en una granja. Después, trabajé en una tienda, en Luchen, otros seis meses. Cuando cumplí los 15 conseguí un puesto de limpiadora en un hospital en Hohenlunchen, y alli permanecí dos años. Intenté convertirme en enfermera, pero la Oficina de Trabajo no me lo permitió y me enviaron a una lechería en Fürstenberg. En Julio de 1942 volví a solicitar un puesto de enfermera, pero… “


Pero. Siempre hay algún “pero”… Si teclean su nombre en el buscador más molón aparecerán más de 160.000 referencias. Casi la mitad de las que exhiben secundarios estelares como Reinhard Heydrich o Josef Menguele, y, desde luego, muchas más que superiores suyas como María Mandel, Margot Drechsel o la celebérrima Magda Goebbels, Primera Dama del Reich, en la cresta de la ola tras “Der Untergang”.

Las fuentes son de dos tipos: Serias (que se subdividen a su vez en apasionadamente favorables y beligerantemente contrarias, con abrumadora mayoría de estas últimas), y Pajeras Pop, puro onanismo de fantasía, cada una de las cuales constituye, en sí misma, la entrada a una galaxia sombría habitada por seres del abismo… De entrada, casi todas dicen lo mismo: “One the most notorious of the Nazi criminals”, “Múltiples y atroces delitos”, “Most infamous female war criminal”, “Tortures, cruelties and sexual excesses “, “Thirty murders a day”, “The Angel of Death.”, “The Beautiful Beast”, “Die Hyäne von Belsen” (mi prefe) …., Y eso, sin tirarse de verdad al barraco: “Sexual fanatic” (que mola mazo), “Nymphomaniac”, “Sexually abusing male and female prisoners”, “Brief lovers including the camp commandant and the infamous physician Josef Mengele”, “The skins of three inmates that she had had made into lamp shades were found in her hut.”.... Muchísimo más entretenido que el “Weird Tales”, vaya. La gran pregunta, la cuestión insondable, la madre del cordero es ¿Cómo se convierte una pacífica y rubicunda moza pueblerina de18 años - y bastante buen ver - en la viva encarnación de todas las Furias del Mal? Habría que preguntar a la familia…

III. EL FUTURO ME PERTENECE

“Mi nombre es Helene Grese. Tengo 20 años. Mi hermana nunca ha sido una persona violenta. Al contrario. En el colegio, cuando, como sucede a veces, otras niñas discutían o peleaban, ella siempre escapaba corriendo. No le gustaba aquello”

A la pequeña Irma se le queda chico el pueblo. Está harta del colegio, del ambiente opresivo de su casa (especialmente lóbrego tras el suicidio de su madre, en 1936) y de su padre, un lechero de bastante mal carácter, militante del Partido Nacional-Socialista que, sin embargo, se opone con fiereza a permitir que sus chicas se afilien al Bund Deutscher Mädchen, las juventudes hitlerianas para pibitas. De todos modos, ella se apunta. Hay fiestas, excursiones, desfiles, viajes, bailes y chicos de Berlín con los que hablar de la última peli de moda. Porque ella, en realidad, lo que quiere, es ser actriz. Actriz de cine, como la Garbo. Y ¿Por qué no? Puede conseguir cualquier cosa: es joven, es rubia, es alemana en el III Reich, y tiene un par de piernas imponente. Alguien que la conoció, ya veinteañera, la describiría así:

“Una de las mujeres más bellas que he conocido en mi vida. Su cuerpo, perfecto en todas sus líneas, su rostro, claro y angelical, y sus ojos, azules, muy alegres. La mirada más inocente que se puede imaginar…”

Con catorce años, hace el petate y se larga. Tras un par de currillos casuales, se coloca de asistente en una clínica de reposo. Es un sitio bonito, le gusta el ambiente y trabajar con enfermos. A los dos años, solicita una plaza de enfermera. Termina - de nuevo - en una granja lechera. Insiste con la enfermería. Entonces…

IV. EL EFECTO MARIPOSA

La idea fue de Himmler. Pollero hasta la médula, el leal Heinrich observaba el asunto de la Solución Final con el mismo espíritu que si de una explotación avícola se tratara: “Aquí me ponen huevos, aquí les corto el cuello, aquí hago el sopicaldo, aquí guardo las plumas y aquí tiro la mierda”. Pero el leal Heinrich sabía bien que, para que todo funcione correctamente en una granja, es precisa una mano femenina. Hay determinadas cosas que un hombre no debe hacer. Y esta finca iba a ser enorme. Enorme de verdad. La más grande del mundo. “Necesitaremos granjeras…”

V. A CADA UNO LO SUYO


“En Julio de 1942 volví a solicitar un puesto de enfermera, pero, a pesar de que protesté contra ello, la Oficina de Trabajo me asignó al campo de Ravensbrück, como parte del cuerpo auxiliar femenino de las SS. Estuve allí hasta Marzo de 1943.”

En otras palabras: nuestra rubia pasó de ordeñar vacas a vestir el uniforme de las SS Helfserin (bastante poco favorecedor, digámoslo ya) de un día para otro. Y sin pasar por la casilla de salida. ¿Cómorrr?

Contra la creencia generalizada, las aproximadamente 250.000 “mujeres SS”, integradas en el Helfserin Korps (literalmente “Cuerpo Auxiliar”), no formaban, en realidad, parte de las Schutzstaffel, una hermandad de inspiración lejanamente jesuítica y naturaleza exclusivamente masculina. No gozaban de consideración militar, no estaban autorizadas a portar armas, y, desde luego, no podían impartir órdenes a ningún varón, cualquiera que fuese su rango. Meras empleadas de las SS, eran, en su mayor parte campesinas reclutadas entre las BDM a través de la Oficina de Trabajo, familiares de combatientes caídos o heridos en combate. Sus funciones, en origen, se limitaban al ámbito administrativo: correos, comunicaciones, intendencia… Sin embargo, a partir de 1943, la reubicación forzosa de gran cantidad de personal civil ;-), en combinación con las circunstancias especiales derivadas de la guerra, alumbró un nuevo y fascinante universo de posibilidades para las chicas de la capita con runas. Y ya se sabe como son las chicas cuando les da por algo…

En verano de 1942, el poder absoluto en el campo femenino de Ravensbrück lo ostenta María Mandel, “La Bestia” (a partir de aquí casi todos tienen alias de luchador de pressing catch), persona de confianza de Himmler y mujer de gran inteligencia, físico aterrador, férreo carácter y obsesiva dedicación al trabajo. Aunque no consta, es seguro que se fijó en la rubita más guapa del reemplazo… En Octubre, Mandel, hecha ya una Lagerführerin, parte hacia el nuevo y gigantesco campo que acaba de construirse en Polonia. Su misión, bajo la autoridad del comandante Hoess, consiste en asumir la jefatura de todas las áreas femeninas del campo y sus numerosos subcampos. Melómana declarada, lo primero que hace al llegar es organizar, ante el pasmo y la maravilla de sus superiores, la célebre orquesta de presos de Auschwitz. Para amenizar las colas.

Cuatro meses más tarde, Irma es destinada a Auschwitz II – Birkenau. Tiene 19 años, gana 54 marcos al mes y es la Aufseherin más joven del campo.

VI. BEGRÜßEN SIE AUSCHWITZ!!


“Al principio me asignaron un puesto de telefonista. Como castigo leve, fui enviada durante dos días a hacerme cargo de un comando de trabajo que transportaba piedras al interior del campo desde una cantera cercana”

No entra con buen pie, precisamente. Su última reunión familiar había concluído con una violentísima discusión con su padre, que la prohibió regresar. Está alterada y confusa… Algunas fuentes – que hay que poner muy en cuarentena –señalan que la sanción pudo deberse a que prestó algún tipo de ayuda a una pareja de internas, madre e hija…
En cualquier caso, el arresto marca un punto de inflexión. El mito amanece:

“Los prisioneros tenían que formar de a cinco. Era mi deber que lo hicieran así. Entonces, venía el Dr. Mengele y hacía la selección” (Irma)

“Ella la golpeó en la cara con los puños y, cuando la mujer cayó al suelo, se sentó sobre ella. Su cara se volvió azul…” (Interna anónima)

Se hace notar, desde luego. Es respetada. Temida. Tiene amigas, se echa un noviete… Allí, en Birkenau , con su uniforme impecable, sus botas altas siempre relucientes, su pelo rubio milimétricamente colocado, su perfume de agua de rosas y su látigo de celofán, que alguien hizo especialmente para ella, es al fin, quién siempre quiso ser. Es feliz.

La leyenda asegura que su trabajo favorito era ofrecer el discurso de bienvenida a los recién llegados. Siempre causa una impresión buenísima. Los internos la llaman “Angel”

VII. UN AÑO DE AMOR


“Si, puede que fuera una niña asustadiza. Pero crecí”


1944 fue el mejor año de su vida. A finales del 43, está a partir un piñón con Maria Mandel y Elizabeth Volkenrath, sus superioras inmediatas, y ha sido ascendida a Oberaufseherin. En Mayo, la nombran responsable del campo C (Arbeitsdienstführerin, con dos cojones). 30.000 prisioneras a su cargo en un espacio previsto para 3000. Y es que la máquina funciona a pleno rendimiento. La guerra no afecta a los transportes, que no paran de llegar y las cinco chimeneas humean alegremente, sin descanso.

Aun así, no es bastante. Hay que improvisar fosas crematorias a cielo abierto…

La bella fraülein Grese es el objeto predilecto de todas las habladurías del campo. Ella y, claro, el pérfido y apuesto Dr. Mengele (“Todesengel”, “Beppo” y otros quince o veinte apodos), lo más vistosito del personal SS… Seguro que ella tuvo algún ligue durante su servicio, pero es poco creíble que anduviera en líos con Mengele, un hombre casado, extraordinariamente pagado de sí mismo y obsesionado con la importancia de sus investigaciones científicas. Aunque imaginar a los dos ángeles chingando tenía que ser una tentación demasiado fuerte. Ya por aquel entonces.

De cualquier manera, todo lo bueno se acaba. En Noviembre, se recibe la orden de dinamitar los crematorios y liquidar el campo. El 17 de Enero de 1945, con las últimas tropas alemanas, Irma abandona Auschwitz. Probablemente lloró.

VIII. WE COULD STEAL TIME, JUST FOR ONE DAY

“Lo hice por una razón totalmente diferente”


A estas alturas de la vida, que la guerra está perdida lo saben hasta los gitanos que baten palmas en el lejano Sacromonte. Himmler ordena a las SS camuflarse entre las tropas regulares y la población civil. Y aquí viene lo raro: Lejos de poner pies en polvorosa, como el resto de la aristocracia de Auschwitz (Mengele, Hoess), Irma se presenta a sus mandos en Ravensbrück y solicita ser destinada a Bergen-Belsen, el agujero final. Más tarde explicó que estaba en relaciones con un hombre de las SS en Auschwitz que había sido enviado allí. Lo cierto es que volvía a casa. Con la familia...

Bergen-Belsen no es Auschwitz. No hay cámaras de gas. No se mata a nadie (o a casi nadie). No hace falta. Se mueren solos... La Arbeitsdienstführerin Grese disfruta sus últimos días de reinado junto a sus amigas Elizabeth Volkenräth y Juana Bormann. Se permite incluso mostrarse extraordinariamente benévola en determinadas ocasiones (estas sí, bien documentadas) y sigue soñando con ser actriz de cine cuando acabe la guerra. La noche del 14 al 15 de Abril, el comandante Josef Kramer negocia la rendición con los británicos. Durante la madrugada, con el campo aún en manos alemanas, el personal de vigilancia dispara, a instancias de Kramer, contra varios prisioneros que intentan escapar.

A primera hora de la mañana llegan los aliados. En la puerta principal, pulcramente uniformado, en posición de firmes, espera el comandante Kramer. Tras el, en formación, el personal que no ha desertado (aproximadamente, la tercera parte). Y, a su lado, glacial, impecable, también en posición de firmes, Irma Grese. Como siempre, pasando desapercibida.

IX. EL HUNDIMIENTO


Tras los portones esperaba el Infierno. El tifus, la disentería, la lepra, el hambre, la miseria, la locura y otras 50.000 variantes de la desgracia humana campaban a sus anchas. Y los muertos. Parecía que hubieran llovido muertos durante cuarenta días y cuarenta noches. Miles de muertos pudriéndose en cada rincón, en los barracones, a cielo abierto. Muertos, muertos por todos lados. Los británicos, horrorizados, ponen a todo el personal alemán a acarrear cadáveres hacía unas gigantescas fosas practicadas al efecto, ante los insultos y el escarnio de los recién liberados. A pesar de la epidemia de tifus, no se les permite utilizar guantes. Algunos fallecen durante los días posteriores. Irma se libra. Impresionados por su porte, los ingleses la consideran mando importante y la trasladan a un calabozo donde es interrogada durante dos días. Un interrogatorio un tanto absurdo, tipo “¿Pero por qué, en el nombre de Dios, por qué?" Y así todo… El 17 de Abril, por la mañana es fotografiada, francamente desmejorada, aún en las instalaciones de Belsen, junto a Kramer. Todavía lleva sus botas altas. Las fotos, distribuidas a la prensa internacional, ocupan las primeras páginas de los periódicos de todo el mundo, siempre con el mismo titular: “Las Fieras de Belsen”

X. HA NACIDO UNA ESTRELLA

“Irma Grese es la mujer más depravada, cruel y pervertida que he conocido”


El 17 de Septiembre de 1945 comienza, en Lüneburg, el proceso contra el comandante Josef Kramer y otros 44 acusados. Irma es la nº 9, pero se erige en estrella indiscutible desde el primer momento. Los niños corean su nombre cada día, a su llegada al juicio; ella responde, invariablemente, con una sonrisa coqueta… Su actitud, dentro del tribunal, oscila entre la indiferencia y el desprecio. Hace dibujillos en una libreta, se desentiende de los testimonios en su contra… Sus declaraciones son de un laconismo extremo, plagado de “No”, “No se” y “Nunca vi nada de eso”, solo roto por ocasionales chispazos de acerada soberbia: “Yo soy incapaz de hacer planes. Nunca hice ningún plan para matar prisioneros”, “Yo debería saber mejor que usted si tenía o no tenía un perro. ¿No le parece?” o “Me gustaría que dejara usted de repetir la palabra”regularmente”

Los cargos contra ella son escalofriantes: “La acusada nº 9, Irma Ilse Ida Grese fue Aufseherin en diferentes comandos de trabajo y, temporalmente, Aufseherin de un comando femenino de castigo en Auschwitz. Ha sido descrita como la peor mujer de todo el campo. No había crueldad que no tuviese relación con ella. Participaba regularmente en las selecciones para la cámara de gas, torturando a discreción. En Belsen continuó con el mismo comportamiento, igualmente público. Su especialidad era lanzar perros contra seres humanos indefensos”.

Los testimonios, aun peores:

- La prisionera rusa Luba Triszinska declaró que “Cuando las mujeres caían, rendidas por el trabajo, Grese solía lanzarles los perros. Muchas no sobrevivían a estos ataques”

- Gisella Pearl, médico de los prisioneros observó que “Grese gustaba de azotar con su fusta en los senos a jóvenes bien dotadas, con el objeto de que las heridas se infectaran. Cuando esto ocurría, yo tenía que ordenar la amputación del pecho, que se realizaba sin anestesia. Entonces ella se excitaba sexualmente con el sufrimiento de la mujer”

- Isabella Leittner y Olga Lengyel informaron de que “Irma Grese tenía aventuras bisexuales y que en los últimos tiempos había mantenido romances homosexuales con algunas internadas.

- Helene Klein explicó que “Grese “hacía deporte” con los internos, obligándolos a hecer flexiones durante horas. Si alguien paraba, Grese le golpeaba con una fusta de equitación que siempre llevaba consigo”

- Gitla Dunkleman y Dora Szafran testimoniaron “haber visto a Grese pegando a los internos”

- Klara Lebowitz declaró que “Grese obligaba a los internos a permanecer en formación, durante horas, sosteniendo grandes piedras sobre sus cabezas”

- Gertrude Diament e Ilona Stein sostuvieron que “Grese era también responsable de la selección para las cámaras de gas en Auschwitz”

- Helene Kopper contó que, durante su estancia en el comando de castigo, “Grese había sido responsable de, al menos, 30 muertes diarias”

La prensa, mientras tanto, había encontrado una mina. Las rubias perversas venden. Y si la palabra “sexo” también aparece por ahí, negocio seguro. Una nube de fotógrafos espía todos y cada uno de sus movimientos, que son minuciosamente escrutados, analizados e interpretados, siempre con bastante mala idea. Artículos profusamente ilustrados en Life, en Time, en todas partes… Irma no lo sospecha, pero está a punto de convertirse en un icono. O en varios.

XI. THE DUCHA SENSATION


“Las revistas extraordinarias y el ejercicio físico son formas de castigo habituales en el ejército alemán” (Irma, durante el juicio)

"Cuando nace un niño judío no sé qué hacer con él. No puedo dejar al bebé en libertad, no existen los judíos libres. Tampoco puedo permitirle que viva en el campamento, pues no se dan las condiciones para su normal desarrollo. No sería humanitario enviarlo a los hornos sin permitir que la madre estuviera allí para presenciar su muerte. Por eso, envío juntos a la madre y a la criatura." (Mengele, a unos coleguis)

Hay que reconocer que el Mayor Cranfield hizo bien su trabajo. Aunque tampoco lo tuvo muy difícil... Las pruebas documentales escaseaban y los testigos – sobrevivientes de los campos, lógicamente ávidos de venganza – dejaban muchísimo que desear. Nadie parecía recordar ningún nombre... Helene Kopper incurrió en tantas y tan evidentes contradicciones, que su testimonio fue considerado irrelevante. La acusación de abusos sexuales sobre prisioneros de ambos sexos ni tan siquiera salió a relucir durante el proceso, de puro absurdo. Tal hecho hubiera constituido un gravísimo delito - castigado con la muerte - contra las sagradas leyes alemanas de pureza racial. ¿Una chica tan popular poniendo en peligro su carrera, su reputación y su vida por un quítame allá esa tijereta guarra? Nah. Lo de los azotes en los pechos no se consideró creíble… Lo peor era lo de las selecciones en la rampa. Cranfield logró demostrar que, como hoy sabemos, la tarea de selección de prisioneros para tratamiento especial (Sonder Behandlung) recaía, con carácter exclusivo, en el Cuerpo Médico de las SS. Imaginar a alguien de las características de Mengele, a quien su inmediato superior en el campo, Eduard Wirths (absuelto en el proceso de Nüremberg), se refería como “Honesto, firme, de conducta intachable y firmeza ideológica absoluta”, diciendo algo así como “Venga, rubia, elige tú” mientras guiña el ojillo derecho, resulta francamente ridículo. Por si lo habían olvidado: esto no es M. A. S. H.. Son las SS. Sea como fuere, la acusación de efectuar selecciones para las duchas, (por la que respondieron también otras muchas muchas mujeres del Helfserin Korps, siempre en los mismos términos) tampoco terminó de prosperar. Pero estaba lo demás Todo lo demás…

XII LA GENTE ES RARA


Irma se mostró ausente y distraída a lo largo de todo el proceso. Como si supiera exactamente a donde iba a conducir todo aquello. Habló lo justo, aunque su testimonio deparó momentos incandescentes:

“P: ¿Tenía usted un látigo en Auschwitz?

R: Si. Estaba hecho de celofán entrelazado. Era muy ligero, traslúcido como vidrio blanco…

P: Ha oído usted a la acusada Volkenrath describir la ocasión en que una mujer SS llamada Buchhalter fue castigada ¿Estaba usted presente?

R: Sí. El Comandante Hoess me ordenó que le diese los últimos dos de los 25 golpes con los que había sido sancionada por orden del Reichsführer Himmler. Yo tenía entonces 20 años”

Oro puro para la prensa sensacionalista que sigue el caso con atención obsesiva. En lo sustancial, admitió abiertamente haber pegado a internos de ambos sexos, (aunque siempre con las manos desnudas y "por alguna buena razón"), haber asistido a selecciones en la rampa, estar perfectamente al cabo de la calle de lo que les sucedía a los de la fila izquierda, utilizar la fusta para poner orden en las formaciones y someter a los internos a sesiones deportivas con fines punitivos. Negó en redondo haber tenido jamás un perro o haberlo usado para hostigar a los prisioneros. Negó haber disparado contra internos. Y negó, sobre todo, haber matado a nadie. Estuvo bastante serena y convincente. Hasta cierto punto. Cuando se publicó su sentencia de muerte era ya la alemana más popular de los Estados Unidos.

XIII. JUMP!


* Extractos de las Memorias de Albert Pierrepoint, verdugo.


*“Por fin, cuando terminamos de anotar los detalles de los hombres, el sargento O’Neil ordenó: “Traigan a Irma Grese”. Ella salió de su celda y se dirigió hacia nosotros sonriendo. Era una chica guapa, alguien con quien a uno le gustaría quedar para dar un paseo. Respondió a todas las preguntas de O’Neil, pero, cuando le preguntó su edad, ella hizo una pausa y sonrió. De repente, nos encontramos sonriendo con ella, mientras caíamos en la cuenta de lo inconveniente que resulta siempre interrogar a una mujer joven acerca de su edad. Inmediatamente dijo: “Veintiuno”, dato que sabíamos no era correcto (acababa de cumplir 22). O’Neil la pidió que se situara sobre la trampilla. Ella dijo: “Rápido””

Irma pasa la noche riendo y cantando con sus amigas de las celdas contiguas Volkenräth y Bormann. Según unos, feroces himnos nacionalsocialistas; según otros, inocentes canciones folklóricas. Ustedes mismos.

*“La mañana siguiente (…) atravesé el corredor y llamé: “Irma Grese”. (…) Una puerta se abrió, pero la entrada era demasiado baja para mí. “Sígame”, dije en inglés, y O’Neil repitió la orden en alemán. A las 9’34 de la mañana nos dirigimos a la sala de ejecuciones. Ella se volvió un segundo y miró a los oficiales que tenía a su espalda. Después subió los escalones tan rápido como pudo y se situó justo en el centro de la plataforma, sobre la marca de tiza. Se quedó allí, muy firme. Cuando iba a colocarle el capuchón blanco, repitió, con voz lánguida: “Rápido”.

Veinte minutos después, su cuerpo fue descolgado, puesto en una caja y conducido al cementerio de la prisión de Hameln.” La siguieron Volkenräth, Bormann, el doctor Klein y el comandante Kramer. La plana mayor de Bergen Belsen. Era el 13 de Diciembre de 1945. Irma Grese había muerto, pero el mundo del bondage ya nunca volvería a ser el mismo.

XIV. GIRLCHILD WHIPLASH IN THE DARKNESS


Los mecanismos que fijan para siempre a determinados personajes en la memoria colectiva de los pueblos son tan estrafalarios como misteriosos. Y en el caso de Irma, más. La cuestión es que prensa sensacionalista no va a consentir que la muerte le estropee una buena historia. El mundo entero, fascinado, está ávido de información sobre los campos. Y todo vale. Es entonces cuando afloran las historias más enfermizas, las más aberrantes. Las mejores son la de las tres lámparillas elaboradas en piel humana que se habrían hallado en su mochila tras la entrega del campo a los británicos, y el caso de la parturienta amarrada por los pies para obtener oscuros goces sexuales con la visión de su agonía. Ambos son completamente apócrifos. El incidente de la embarazada (de origen desconocido) no aparece en ninguna de las actas del proceso ni en ningún otro lado. El asunto de las lamparillas es particularmente curioso, por varios motivos: Es cierto que tales adminículos fueron hallados, pero no en Belsen, sino en Buchenwald. La leyenda urbana dice que una de ellas exhibía, además, una elegante peana fabricada en tibia humana de origen semita. Imágenes de las mismas pueden verse en los documentales que realizó Billy Wilder sobre los campos, tras el fin de la guerra. Aunque aquello tampoco estaba nada claro, la autoría intelectual de tales creaciones se le atribuyó a otra polémica, y también bastante Pop, dama del III Reich: Fraü Ilse Koch (la “Zorra de Buchenwald”). Incidentalmente, puedo asegurarles que no hay hoy en toda Europa campo de concentración, prisión o lugar donde los nazis pararan a comer - dedicado a la explotación turística - donde el guía no asegure, con expresión compungida, que allí se realizaban terribles experimentos y pululaba una mujer que hacía manualidades con piel humana… Misterios, en fin, de la cultura popular.

Tales imágenes, amplificadas hasta el infinito, van surtiendo su efecto. En la América Profunda, Ed Gein, platónico admirador de la rubia, decide iniciar su propia línea de artículos domésticos fabricados en piel de caucasiano, algo que parece haberse convertido ya en un clásico estadounidense (recuerden "La Matanza De Texas" o “El Silencio De Los Corderos”). A lo largo y ancho de todo el mundo, como movidas por un resorte, dominatrices de toda clase y condición sustituyen la negra melena gótica por el tono dorado y el moño tenso o la trenza austera. Mudan el nombre afrancesado por alguno de resonancias wagnerianas. Caen los tacones y se impone la bota de montar. El cuero negro y las gorras de plato llegan arrasando. Nace el imperio de La Fusta. Las mejores mazmorras medievales, las salas de tortura más chic y los gabinetes disciplinarios más lujosos se llenan de símbolos pangermánicos como si de cervecerías muniquesas se tratase. Los perros van como extra y se pagan aparte.

Mientras, en el abandonado Krema III, los rusos empiezan a ver y a oír cosas raras…


XV. EL FANTASMA DE IRMA GRESE


No se sabe que coño pinta el fantasma de Irma precisamente en el crematorio nº 3, pero el caso es que los soviéticos, bastante moscas al intuir que aquello puede convertirse en
algún tipo de “santuario” o lugar de peregrinación, tiran por la calle de en medio y dinamitan el lugar. A tomar por culo el fantasma. De momento.

En el Mundo Libre, sin embargo, las cosas son algo distintas: Como no podía ser menos, la repentina sobreabundancia de rubias con látigo y esvástica en putiferios all over the world hace inevitable la plasmación mediática del fenómeno. Primero en tebeíllos pornográficos de distribución restringida a los ambientes SM. Después, aparece Hessa y el tema despega definitivamente. Proliferan imitaciones sin fin, siempre con el mismo perfil: Rubia, nazi, SS, ninfómana, más mala quelsebo y muy molona en el fondo. Irma herself realiza espectaculares cameos como monstruo de lujo o zombie maligno con superpoderes en revistas de terror como “Creepy” y “Eerie" (Aquí, “Vampus” y “Rufus”)

El mundo del cine, siempre tan pendiente de las últimas tendencias, repara en el filón, pero ciertas heridas aún supuran. En los años 70, Leni Riefenstahl comienza a trabajar en el proyecto de un filme biográfico sobre Irma. Inmediatamente, recibe el veto concluyente del gobierno alemán. A cambio, llega “Ilsa, la loba de las SS”. Y el espíritu traslúcido de la rubia chunga sobrevuela clásicos del cine morbonazi como “Salón Kitty”, “Portero De Noche” o “La Caída De Los Dioses”, entre otras muchísimas. Sin hablar del porno puro y duro. Klin, klin, caja.

XVI DE AQUÍ A LA ETERNIDAD

Hoy en día, el Gótico nazista está ya un pelín demodé en los ambientes proclives a las sexualidades alternativas. Ahora se lleva lo oriental: el caucho, el bambú, los dildos, la escatología... Pero Irma sigue ahí. Ahora es la Juana de Arco de los jóvenes neonazis, que acuden en tropel a depositar ofrendas florales sobre su modesta tumba del cementerio de Am Wehl o a preguntar por su casa natal en Wrechen, provocando la santa ira de los nativos, y aterrorizando, de paso, a los jipis vegetarianos que van a solazarse en los talleres de pantomima del reputado resort new age de la villa (con web en esperanto y todo). Alguien decía, hace poco, que los nazis eran unos horteras. No sé los de antes, pero los de ahora, madre mía. Lo mismo hasta la vemos pronto de santa. Siendo el Papa paisano… Ahora mismo, en Polonia hay una pincha de bakala que se hace llamar “DJ Irma Grese”, por San Francisco para una BANDA de Death Metal muy mala que se llama “Angel Of Death”, y los misteriosos Catweazle le dedican un sentido "Irm" donde puede escucharse su voz y todo… aquí mismo, en Vallekas, tenemos a los Bellabestia. O la web de militares fachas españoles adictos al Hard Techno “El Gran Capitán”, donde se le dedican poemas gloriosamente grotescos. El día menos pensado la saca Iker en IV Milenio, que la cosa del fantasma va parriba. Y las ruedas siguen girando...

Ya lo verán


Eso es todo. Una chica muy normal con un destino muy extraño. No la hubieran dejado entrar en Wannsee ni para servir café. Jamás cruzó una palabra con Hitler, Himmler, Goebbels, Heydrich o Keitel. En realidad, con nadie de graduación superior a Comandante. Ni siquiera terminó el bachillerato. Su participación en los hechos fue accesoria. Pero…


Pero. Siempre hay algún “pero”…